martes, 8 de septiembre de 2009

Cerebros manipulados podrían crear dos tipos distintos de seres humanos

Una reflexión colectiva de antropólogos, neurólogos, tecnólogos, arqueólogos y filósofos, desarrollada esta semana en Berlín, ha puesto de manifiesto los desafíos que afronta la evolución previsible del cerebro a partir de las aplicaciones tecnológicas que pueden mejorar nuestras capacidades cognitivas. Mientras algunos científicos creen que este paso es inevitable, otros advierten de los peligros que entraña: la posibilidad de que una parte de la población mundial pueda acceder a estas mejoras cerebrales artificiales y otra parte no, podría dar lugar a dos especies humanas distintas. Más allá de las elucubraciones, otros expertos afirman que el cerebro humano evolucionará con o sin tecnología, y que el control de sus capacidades futuras no está bajo nuestro control.
Nos encontramos cerca de poder conseguir incrementar la capacidad de nuestro cerebro hasta límites insospechados utilizando la tecnología o la manipulación genética pero, ¿qué consecuencias tendría esta capacidad para la humanidad?
En este encuentro, antropólogos, neurólogos, tecnólogos, arqueólogos y filósofos se han reunido para reflexionar sobre las implicaciones de este próximo paso del desarrollo del cerebro humano. ¿Dará lugar la manipulación cerebral a una nueva especie, con poderes intelectuales incomparables?
Hay diversas opiniones. Para unos, la manipulación cerebral para el aumento de nuestras capacidades es, simplemente, la siguiente fase en un proceso que se ha desarrollado durante toda la historia del ser humano.
Esto es lo que opina, por ejemplo, uno de los organizadores del encuentro, el arqueólogo Lambros Malafouris del McDonald Institute for Archaeological Research de Cambridge, en el Reino Unido.
Para Malafouris, las transformaciones cerebrales del ser humano comenzaron con las mutaciones genéticas hereditarias que nos proporcionaron un cerebro “plástico”, capaz de cambiar físicamente para superar desafíos prácticos e intelectuales inalcanzables hasta ese momento. Cambios más recientes en nuestro cerebro se han producido gracias a nuestras interacciones con el entorno, y también gracias a los “memes” (unidad teórica de información cultural para su transmisión de un individuo a otro, de una mente a otra o de una generación a la siguiente) socialmente creados, y que se transmiten a través de la cultura.
Hitos en la mejora del cerebro humano en los últimos dos millones de años han sido, por ejemplo, la invención de los gestos y del lenguaje para describir a otros lo que pensamos, o la escritura.
Las evidencias de la plasticidad del cerebro han ido aumentando en los últimos años. En el encuentro “Neuroscience in Context”, Andreas Roepstorff, de la Universidad Aarhus de Dinamarca presentó escáneres cerebrales que demuestran que la gente que hace meditación presenta engrosamiento en áreas cerebrales, un aumento que personas que no meditan no tienen. Los resultados de este trabajo han sido publicados en NeuroReport.
Por otro lado, Merlin Donald, profesor emérito de psicología de la Queens University, de Kingston, en Canadá, señaló que hoy más que nunca nuestro cerebro tiene la habilidad de conectar con las mentes y las experiencias de otros a través de la cultura y de la tecnología.
Donald denomina “superplasticidad” a esta capacidad, que sin duda está haciendo que el cerebro evolucione hacia un lugar jamás visto en ningún otro momento de nuestra historia.
Pero, aunque naturalmente el cerebro evolucione, los científicos insisten: el próximo paso de mejora del cerebro podría ser tecnológico mediante la manipulación genética o las prótesis cerebrales. Dado que las variantes genéticas esenciales para las super-capacidades intelectuales aún no han sido descubiertas, parece difícil –si no imposible- que algún día esta vía tenga efectos prácticos en nuestro cerebro.
Sin embargo, las prótesis de mejora de nuestras capacidades cerebrales sí podrían estar más cerca, sobre todo teniendo en cuenta que la tecnología para el control de ordenadores desde el cerebro ya ha sido probada.

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